El retorno de los tiburones a la Antártida como resultado del calentamiento global tendría consecuencias ecológicas desastrosas, señaló hoy un grupo de científicos de la universidad estadounidense de Rhode Island.
En una presentación ante la reunión anual de la Asociación de EE.UU. para el Avance de las Ciencias (AAAS), los investigadores explicaron que el clima cálido reinante hace 40 millones de años en la Antártida era benigno para los tiburones y otros tipos de peces.
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Ahora solo se necesitarían unos pocos grados centígrados más de promedio en la Antártida para que el ambiente comience a asemejarse al pasado, indicaron.
Eso podría ocurrir durante este mismo siglo con consecuencias desastrosas, señalaron los biólogos Cheryl Wilga y Brad Seibel en un análisis sobre las adaptaciones y el metabolismo de los tiburones y otros depredadores de aguas cálidas.
"En las aguas antárticas hay pocos depredadores que pueden destrozar a su presa. Como resultado, el fondo marino está dominado por invertebrados lentos de cuerpo blando, como en los antiguos mares, antes de la evolución de esos depredadores capaces de destrozar un caparazón", indicó Wilga.
El agua en torno a la Península Antártida se mantiene de manera permanente algunos grados centígrados sobre el nivel de congelación.
Sin embargo, en los últimos 50 años esa temperatura ha aumentado una media de una a dos grados centígrados, lo que sería el doble de la media global.
Solo se necesita que las aguas permanezcan durante todo el año sobre el punto de congelación para que sean habitables para algunos tiburones.
Y "al ritmo (de calentamiento global) que vamos, eso podría ocurrir en este siglo", dijo Wilga, quien agregó que "una vez que lleguen cambiará totalmente la ecología de la comunidad marina de la Antártida".
Wilga y Seibel manifestaron que no creen que la llegada de los tiburones y otro tipo de grandes depredadores marinos ocasionará una extinción generalizada de especies en la Antártida.
Sin embargo, añadieron que sí es seguro que habrá cambios dramáticos en las poblaciones y proporciones de las especies y las más vulnerables serán las de cuerpo blanco, entre ellas las de los camarones.
Por otra parte, el único pez que habita las gélidas aguas antárticas porque tiene un sistema anticongelante afrontará una nueva amenaza.
Esos peces ya son presa preferida de focas y pingüinos y la invasión de tiburones y otros depredadores tendrá un enorme efecto en ellos, indicó.
Los científicos indicaron que el calentamiento global también podría propiciar el retorno a la Antártida de los cangrejos, otro depredador que pobló ese continente cuando las temperaturas eran más benignas.
Según los investigadores, en estos momentos el cangrejo no puede regresar porque el agua fría le impide eliminar el magnesiode su sangre.
Sin embargo, el aumento de las temperaturas marinas en torno a la Antártida ya ha hecho que un número cada vez mayor de cangrejos haya comenzado a acercarse a la plataforma del continente helado, explicaron.
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