La Fundación Oso Pardo, instituida en 1992, ha pedido a las administraciones competentes la apertura de un pasillo libre que una las dos zonas de la Cordillera Cantábrica donde existen poblaciones oseras, con el fin de facilitar el intercambio genético y evitar la degeneración de la raza.
Así lo ha explicado hoy a Efe el presidente de la Fundación, Guillermo Palomero, quien ha constatado cómo en los últimos años la población de esos plantígrados "se ha recuperado algo, aunque sigue siendo una especie en riesgo de extinción".
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En la Cordillera Cantábrica existen dos zonas oseras: una en la parte occidental, situada en el sur-occidente de Asturias y en la comarca del Alto Sil, en León; y otra en la zona oriental que afecta a la montaña palentina, a Riaño (León) y a parte de Cantabria.
En total existen entre 100 y 130 ejemplares, aunque lo más positivo es que "cada vez se constata más la presencia de hembras con crías", ha reseñado Palomero.
Ha señalado que el Oso Pardo de la Cordillera Cantábrica tiene características diferentes a los que se pueden encontrar en otros lugares de Europa o América, aunque también hay ciertas diferencias entre las dos poblaciones cantábricas "lo que hace más interesante la posibilidad de cruce para evitar su degeneración genética".
La actuación se centraría en el actual pasillo de entre cuarenta y cincuenta kilómetros de anchura, que es poco utilizado por los osos porque está ocupado por varias infraestructuras de comunicación, como carreteras tendidos ferroviarios y autovías.
Palomero considera que será necesario realizar un estudio para salvar los obstáculos con soluciones puntuales que pasarán por construir pequeños túneles o pasos elevados e incrementar la mas forestal en varios puntos.
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