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jueves, 6 de marzo de 2008

La lluvia de ranas.

Poco después de experimentar la metamorfosis, los jóvenes anuros se refugian bajo las piedras o en los intersticios mas diversos, no lejos del agua que les ha visto nacer, si la atmósfera es muy seca.
Con las primeras lluvias salen en masa. En estos casos, se observan tales concentraciones de estos animales que es difícil no pisarlos.
De ahí procede la leyenda de la lluvia de ranas, que Aristóteles consideraba mensajera de Júpiter.

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