Un satélite japonés medirá el impacto del cambio climático en los corales del Caribe, los glaciares de los Andes, los humedales de México y otros ecosistemas latinoamericanos vulnerables, gracias a un acuerdo firmado hoy en el Banco Mundial.
El satélite, conocido como "ALOS" (por su sigla en inglés), dará imágenes de alta definición y datos de altitud al organismo, que tiene en marcha diez proyectos para ayudar a los Gobiernos de la región a adaptarse a los cambios irreversibles causados por el calentamiento de la atmósfera.
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"Esos ecosistemas están muy afectados ahora mismo, no es una cosa del futuro", alertó tras la ceremonia de firma del acuerdo Walter Vergara, gerente de los proyectos de adaptación de América Latina, que suponen una inversión de 90 millones de dólares en forma de donaciones a los países afectados.
Los datos del "ALOS" le servirán al Banco Mundial para constatar el ritmo de cambio en esos entornos y diseñar políticas para compensarlo, explicó.
A la cabeza de los lugares amenazados están los glaciares tropicales de Bolivia, Ecuador y Perú.
"Son importantes no porque se pueda esquiar, sino porque suministran agua en los períodos de sequía", dijo Vergara.
También permiten el funcionamiento de plantas hidroeléctricas y mantienen los bosques de montaña, explicó.
El Banco Mundial ya tiene estaciones en el terreno para comprobar a qué ritmo se derriten las nieves permanentes y usará los datos del "ALOS" como materia prima de un modelo que prediga cuándo desaparecerán enteramente los glaciares del trópico andino.
El satélite lleva una cámara de alta resolución, capaz de tomar fotos de hasta 2,5 metros cuadrados, y un radar que puede captar imágenes incluso si hay cobertura de nubes o es de noche, dijo Yasushi Horikawa, director ejecutivo del Organismo Espacial Japonés.
Pese a que Estados Unidos es el país con mayor número de satélites, el Banco Mundial cooperará con la entidad japonesa por su enfoque especial en vigilar el cambio climático, según fuentes de la institución, la cual pagará por las fotos y los datos.
Además de los glaciales, el aparato seguirá en detalle lo que pase en las zonas costeras del Golfo de México, según Vergara.
Con el aumento del nivel del mar por el derretimiento de los hielos, el agua salada está entrando en los humedales, que actualmente son un vivero de crustáceos, lugar de paso de especies migratorias y una importante fuente de agua dulce, dijo el ingeniero del Banco Mundial.
También citó los corales del Caribe, que se están calentando y blanqueando, y sirven de protección a la costa. Un 65 por ciento de las especies de peces del Caribe se cría entre sus puntas ásperas, afirmó Vergara.
El satélite japonés también vigilará la densidad de plantas en los páramos de Colombia y en sus manglares y zonas costeras, detalló el Banco Mundial.
No podrá, sin embargo, ayudar en la detección de huracanes, pues no es capaz de observar fenómenos en alta mar.
El satélite, lanzado hace dos años, ha recopilado ya 1,4 millones de "escenas", compuestas por numerosas fotografías, de todo el mundo, en busca de los cambios ocasionados por la acumulación en la atmósfera del dióxido de carbono y otros gases nocivos.
Tras el acuerdo con el Banco Mundial, el satélite elevará su cobertura de los "puntos calientes" que serán las primeras víctimas del cambio climático en América Latina, según los expertos.
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