Bajo el título "La coexistencia sigue siendo imposible. Testimonios de la contaminación", Greenpeace presentó ayer un nuevo documento que recoge una serie de testimonios de productores que han sufrido directa o indirectamente la contaminación por el maíz transgénico de Monsanto, MON 810, durante el año 2007.
La realidad socio-económica de estos productores se ve fuertemente agredida por la presencia de este transgénico en nuestros campos, según aseguró la organización ecologista. "El MON 810 es un grave problema y la situación que se vive en el único país cuyo Gobierno tolera la presencia de transgénicos a escala comercial en la UE es desastrosa, no solamente para el medio ambiente sino también para la economía rural y agraria", denunciaron los conservacionistas.
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Greenpeace apuntó que cada vez hay más datos científicos sobre los peligros de los transgénicos para la salud y el medio ambiente. "Existe un creciente escepticismo con respecto a los transgénicos en general y sobre el MON 810 en particular por parte de algunos sectores de la Comisión Europea y un buen número de Estados miembros", afirmó la organización. De hecho, por el momento siete países han puesto en marcha moratorias al cultivo de organismos genéticamente modificados (OGM) debido a los peligros que conllevan, señaló la ONG. A pesar de ello, España "sigue liderando esta loca carrera hacia una agricultura más tóxica y más transgénica", subrayó Juan-Felipe Carrasco, responsable de la campaña de transgénicos de Greenpeace.
Este nuevo informe describe, basándose en la experiencia del año 2007 en las comunidades de Aragón, Cataluña y Castilla-La Mancha, las repercusiones socioeconómicas y humanas de la presencia de maíz transgénico en nuestro territorio, mostrando la "alarmante reducción" de la superficie de maíz ecológico y las consecuencias directas y reales que los OGM tienen sobre la población. La situación de los transgénicos en España sigue siendo "extremadamente preocupante, con una absoluta falta de transparencia, inexistente trazabilidad, descontrol de los cultivos experimentales y decenas de nuevas variedades modificadas genéticamente aprobadas", según Greenpeace. "El Gobierno español sigue tolerando el cultivo de un maíz, el MON 810, cuya peligrosidad ha sido claramente demostrada", indicó.
En estos momentos son cuatro las comunidades que se han declarado libres de transgénicos (Asturias, País Vasco, Canarias y Baleares), junto a más de 50 municipios. "El Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino no puede seguir manteniendo la situación actual. Otros muchos países europeos han tomado medidas activas para prohibir estos cultivos y proteger la salud de sus ciudadanos y el medio ambiente", concluyó Carrasco.
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