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jueves, 28 de febrero de 2008

Las ratas topo desnudas mejoran nuestro entendimiento del dolor

Con su piel arrugada y sin pelo, sus dientes largos y muy salientes y sus diminutos ojos, la rata topo desnuda (Heterocephalus glaber) no es un animal para contemplar. Su modo de vida tampoco es envidiable; estas criaturas de 10 a 15 centímetros de longitud viven en grupos numerosos en madrigueras subterráneas con escasa ventilación.

Sin embargo, la rata topo desnuda bien compensa las carencias de su apariencia con rasgos insólitos, entre los que se incluyen el hecho de ser un animal de sangre fría, tener una duración de vida inusualmente larga y una estructura social que se parece a la de los insectos sociales como algunos tipos de abejas y avispas. Todo esto las convierte en un objeto de fascinación para muchos científicos, y hace que sea noticia en todo el mundo con bastante frecuencia.

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Últimamente, esta criatura, que es de las más extrañas, ha sido noticia gracias a su recientemente descubierta insensibilidad tanto al ácido como a la capsaicina, la sustancia que se halla en las guindillas y que causa una sensación de picor en la piel.

En sus escritos en la revista PLoS Biology, científicos alemanes y americanos explican que los receptores del dolor en la rata topo simplemente no responden al ácido, haciendo de ella un animal único entre los vertebrados. La situación para la capsaicina es ligeramente diferente; los receptores del dolor responden con normalidad pero activan una región diferente del cerebro de la que se activa en los mamíferos «normales» que son sensibles a esta sustancia.

Los investigadores suponen que las condiciones de los estrechos túneles de las madrigueras en las que habitan las ratas topo podrían haber conducido a la insensibilidad hacia estas sustancias nocivas. Los niveles de dióxido de carbono en las madrigueras son extremadamente elevados. Normalmente, niveles altos de CO2 se convierten en ácido al estar en contacto con la piel y causan una sensación de picor dolorosa. Los científicos creen que, al volverse insensibles al ácido, las ratas topo son capaces de afrontar mejor las duras condiciones de su entorno.

Además, el descubrimiento podría conducir al desarrollo de nuevos tratamientos para el dolor en los humanos. «Estamos conociendo qué fibras nerviosas son importantes para cada tipo de dolor, de modo que seremos capaces de desarrollar nuevas estrategias y objetivos», explica Thomas Park de la Universidad de Illinois, autor principal del estudio.

Otro campo en el que la humilde rata topo desnuda está haciendo una contribución importante es en el proceso del envejecimiento. Mientras que los ratones, similares a las ratas topo en tamaño, tienen una media de vida de tres años, las ratas topo viven casi treinta años. Las comparaciones entre las dos especies están planteando la idea de que el estrés oxidativo por sí solo es responsable del envejecimiento.

El estrés oxidativo se produce cuando las moléculas de oxígeno (O2) se dividen en átomos de oxígeno únicos llamados radicales libres. Éstos se combinan con otros átomos y moléculas para crear especies de oxígeno reactivo (ROS), que dañan el ADN, los lípidos y las proteínas, deteriorando, de ese modo, la función celular normal.

Comparaciones realizadas entre ratas topo desnudas y ratones revelaron que, de hecho, las ratas topo habían sufrido niveles mucho más altos de daños oxidativos en sus tejidos que sus primos de vida más corta. Los científicos están ahora investigando el modo en que las ratas topo viven con el daño causado por el estrés oxidativo. Una teoría aboga por que las ratas topo pueden defenderse contra ataques agudos de estrés oxidativo producidos como consecuencia de hechos inusuales.

«La rata topo desnuda, con una duración de vida sorprendentemente larga y un proceso de envejecimiento notablemente retardado, parece el modelo perfecto para dar respuesta al modo en que envejecemos y a la manera de retrasar este proceso», comenta Rochelle Buffenstein del City College de Nueva York, experta en el proceso de envejecimiento y en las ratas topo desnudas. «Este animal puede que algún día nos dé la clave para prolongar la vida de forma considerable.»

Mientras tanto, otros investigadores están usando la rata topo desnuda para investigar la infertilidad relacionada con el estrés. En las colonias de ratas topo, la «reina» es la única que puede reproducir. Ella se encarga de hacer cumplir esta norma suprimiendo de forma efectiva la fertilidad de sus subordinados al empujarlos con fuerza y mostrarles quién tiene el poder. El estrés resultante suprime el ciclo ovulatorio de las hembras y reduce el recuento de esperma en los machos.

Al estudiar este caso extremo de infertilidad inducida por el estrés, los investigadores esperan arrojar nueva luz sobre la condición en los humanos. «La supresión social en los monos tití es muy similar a la de las ratas topo y, como éstos son primates, las aplicaciones para entender la infertilidad humana relacionada con el estrés no resultan tan inverosímiles», afirmó el Dr. Chris Faulkes de la Universidad de Londres.

De modo que, aunque las ratas topo desnudas no sean los animales más agraciados que la naturaleza nos brinda, quizás deberíamos mirar más allá de su extraña apariencia y estar agradecidos por la contribución que realizan a la ciencia.

Texto extraído de: http://www.laflecha.net

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