Los murciélagos no podrían mantenerse en el aire, según las viejas leyes de la aerodinámica, si no usaran un efectivo truco que hasta ahora sólo se había visto en insectos.
Por primera vez, un equipo internacional de científicos acaba de comprobar que el aleteo de estos mamíferos voladores genera unos pequeños torbellinos de aire que flotan sobre ellos durante su vuelo y que los atraen hacia arriba.
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Sin este empuje adicional provocado por el arremolinamiento del aire, no podrían mantener su posición de vuelo e irían cayendo sin remisión.
La investigación, que se publica en la revista 'Science', ha sido liderada por Anders Henderström, del departamento de Ecología Teórica de la Universidad de Lund, en Suecia, aunque también han colaborado científicos de la Universidad de California del Sur.
Los investigadores emplearon unos pequeños muciélagos que suelen volar muy despacio, lo que requiere más estabilidad aerodinámica para mantener la posición. Por ello, cogieron varios ejemplares de los llamados murciélagos Pallas de lengua larga ('Glossophaga soricina'), que viven en Centroamérica y se alimentan de polen, y los introdujeron en un túnel de viento, que se suele usar para probar la resistencia de los materiales aeronáuticos.
Además, llevaron máquinas de humo como las que se usan en las discotecas para poder visualizar cómo se movía el aire en torno a las criaturas voladoras. "Encontramos remolinos muy prominentes que permanecen pegados al ala durante el aleteo hacia abajo", explica Henderström.
Al contrario que en el vuelo de un avión, por ejemplo, en el que el aire se fluye suavemente sobre el ala, los murciélgaos generan un arremolinamiento al batir hacia abajo sus extremidades.
Los científicos ya habían estudiado a estas criaturas y sabían que debían tener algún truco para volar a bajas velocidades sin caerse. "Tenía que haber más empuje hacia arriba del que las fuerzas aerodinámicas permitían", señalan Henderström.
De hecho, los torbellinos o vórtices de aire producen el 40% del empuje hacia arriba que precisan los murciélagos para mantenerse en el aire. "Se había especulado si los vertebrados usaban este mecanismo, pero esta es la primera prueba positiva de que realmente lo hacen", indica el investigador.
Cuanto mayor es un animal volador, más suele estar dominada la corriente por fuerzas inerciales, y menos por la técnica de los remolinos que hace volar a los insectos. En el caso de los pequeños murciélagos Pallas, lo que los mantiene en el aire es un sistema mixto.
Debido a que el método de los vórtices está limitado a objetos pequeños, el nuevo hallazgo no tendrá aplicaciones en aviones u otros medios de transporte aéreo. Pero sí será útil para diseñar pequeñas máquinas voladoras, que en ocasiones se usan en sistemas de vigilancia o defensa.
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