El cambio climático se ha convertido en un catalizador que acelera los factores que ponen en riesgo de extinción a una de cada ocho aves en el mundo, según la nueva evaluación de la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). Ecologistas en Acción, que forma parte de esa organización, señala que las largas sequías y los fenómenos meteorológicos extremos aumentan la presión sobre los hábitats de los que dependen muchas aves. Ello, sumado a una extensiva y continua pérdida de espacios naturales, ha incrementado la tasa de extinción tanto en los continentes como en las islas.
La UICN incluye en su Lista Roja de Aves de 2008 un total de 1.226 especies amenazadas, ocho de las cuales subieron a la categoría de "en peligro crítico". De las 26 especies de aves que cambiaron de categoría debido a modificaciones en el tamaño de la población, la tasa de disminución o el tamaño en su distribución, 24 subieron de categoría a un nivel mayor de amenaza. Estas incluyen aves de amplia distribución continental tales como el zarapito real o la tallareta cuallarga, ambas anteriormente evaluadas como "preocupación menor" y ahora incluidas en la categoría de "casi amenazada a nivel global".
"Esta última actualización de la Lista Roja muestra que las aves se encuentran bajo una enorme presión debido al cambio climático", dijo Jane Smart, responsable del Programa de Especies de la UICN. "La Lista Roja de la UICN es el estándar mundial cuando se mide la pérdida de especies, por lo cual urgimos a los gobiernos a dar importancia a la información presentada y destinar sus mayores esfuerzos a proteger estas especies", agregó.
El cambio climático tendrá posiblemente un lugar más prominente en futuras actualizaciones de la lista. Así, el correlimos cuchareta ha subido a la categoría de "en peligro crítico" debido en parte a la aceleración en la disminución de sus poblaciones por la pérdida de hábitats que ha sufrido y la degradación de las llanuras de marea, de las que depende en su ruta migratoria en el invierno. Sin embargo, se espera que el cambio climático tenga un impacto negativo creciente sobre esta especie y otras que dependen de la tundra para su reproducción.
A pesar de estos datos, el listado para 2008 también tiene buenas noticias. Así, dos especies cuya situación ha mejorado son la dúcula de Marquesas y el kiwi moteado menor, que se han beneficiado de acciones de conservación. Los resultados de los planes de acción que se han puesto en marcha para ambas especies se reflejan en su inclusión en categorías de menor amenaza. "Esto demuestra no sólo que las acciones de conservación funcionan, sino que resultan vitales para prevenir la extinción de estas y otras especies", afirmó Stuart Butchart, coordinador Global de Investigación e Indicadores de BirdLife.
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