Los varamientos de cetáceos y tortugas marinas registrados en la última semana en las costas gaditanas han hecho necesaria la movilización del grupo Delphis, encargado de gestionar la red de voluntarios de asistencia a varamientos de Ecologistas en Acción de Cádiz.
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Así, el sábado 31 de mayo llegó al término municipal de Conil una tortuga laúd ("Dermochelys coriacea"), que es la mayor de todas las tortugas vivientes. Otro segundo ejemplar que llegó a la misma playa de Castilnovo fue una tortuga boba ("Caretta caretta"), especie mucho más común en nuestras aguas que la anterior. Este animal presentaba un corte limpio en la parte trasera del caparazón, probablemente causado por la hélice de un barco. También tenía una gran cantidad de cirrípedos (parásitos), lo cual hace pensar que estuvo un tiempo enferma en alta mar, muriendo tiempo más tarde, según ha informado Ecologistas en acción.
Muchas de las especies marinas que frecuentan las costas gaditanas se encuentran amenazadas a causa de la pérdida de hábitat ocasionada por la contaminación de las aguas litorales, el urbanismo descontrolado, la sobreexplotación pesquera y el tráfico marítimo, denuncian los conservacionistas. La presión que el hombre ejerce sobre estos animales se ve reflejada en el aumento de ejemplares varados en las playas, afirman.
Junto a estas dos tortugas y otra que llegó a Chipiona el miércoles y un delfín mular ("Tursiops Truncatus") al Puerto de Santa María el jueves, son ya 13 los varamientos de cetáceos y 17 de tortugas marinas en lo que va de año en las costas de Cádiz, es decir, un total de 30 animales en tan sólo cinco meses, apuntan los ecologistas. "Algo no va bien en el medio marino y lo estamos viendo reflejado en esta abundancia de varamientos", concluyen.
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