El designado como coche del año 2009 emite hasta 256 gramos de CO2 por kilómetro, denuncia Greenpeace

La elección del Opel Insignia como coche del año 2009 en Europa ha sido criticada por la organización ecologista Greenpeace, que considera que este modelo no ofrece ninguna mejora en consumo de combustible ni en emisiones de dióxido de carbono (CO2) a la atmósfera, que pueden llegar a los 256 gramos por kilómetro recorrido.

El colectivo ecologista recuerda que incluso el motor que emite menos CO2 del modelo galardonado supera en 34 gramos el límite que la Unión Europea (UE) quiere imponer a los coches que se vendan en Europa a partir de 2012.

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Además, todos sus modelos de gasolina, incluidos los llamados "Ecotec", emiten más de 179 gramos por kilómetro. "Es indignante que se pretenda confundir al consumidor con nombres tan llamativos como 'Ecotec', cuando detrás se esconde un coche que es una verdadero enemigo para el medio ambiente y la salud de los ciudadanos", señaló Sara Pizzinato, responsable de la campaña de Transporte de Greenpeace.

General Motors (GM), a cuyo grupo pertenece Opel, "no ha destacado por su interés en los últimos años en mejorar sus prestaciones en cuanto al medio ambiente", indicó a este respecto Greenpeace. Y es que las emisiones medias de los coches que GM vendió en 2007 en Europa ascienden a 156 gramos de CO2 por kilómetro, sólo un 0,6% mejores que el año anterior y un 17% por encima del límite que debería respetar la compañía si saliera adelante la propuesta de la Comisión Europea, señalan los conservacionistas.

Greenpeace destaca que no hay indicios de que el sector automovilístico cumpla con sus promesas de autorregulación para limitar su impacto sobre el clima. "Apostar por un turismo de altas prestaciones en potencia y de consumos inasumibles como mejor coche para 2009, reafirma la línea comercial del sector en favor de los coches más derrochadores", critican los ecologistas.

A su juicio, regular el consumo de carburante y las emisiones de CO2 de los nuevos coches es la política más eficaz que puede llevar a cabo la UE para enfrentarse al cambio climático, al mismo tiempo que reduciría su dependencia de las importaciones de petróleo e incentivaría las inversiones en tecnologías limpias para la automoción en Europa.