"Pelluco" clavó su mirada triste, impertérrito; a sus espaldas la casa donde sus amos vivían se encontraba en el suelo, totalmente destruida por el terremoto del pasado 27 de febrero, aún así, él no dejaba su papel de guardián.
"No sé lo que pasó con los dueños de la casa, pero el perro se ha mantenido fiel a la entrada de lo que fue la puerta de la casa, como si quisiera evitar que alguien invada la propiedad", dijo a EFE José Becerra, unos de los tantos damnificados del pueblecito de Cauquenes, situado a 402 kilómetros al sur de Santiago.
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Al proporcionarle alimento y agua, "Pelluco" lo agradece, moviendo con fuerza su cola y curiosamente, de vez en cuando, voltea su cabeza y observa hacia atrás, como diciendo "¡momento, que siento ruidos extraños!".
La triste historia de "Pelluco" se repite en todas las zonas afectadas por el terremoto y maremoto, y cientos de ellos deambulan por los escombros en busca de comida, tal vez en busca de sus amos.
Cauquenes, Parral, Chanco, Pelluhue, Constitución, Dichato, Talca, Iloca, Isla Orrego, Concepción, Curanipe, Cobquecura, Tomé, Penco, Lirquén, Arauco, y muchas otras localidades, el terremoto y posterior maremoto dejó su huella destructora, tanto en las personas como en sus animales.
De acuerdo al Colegio Médico Veterinario de Chile, miles de perros quedaron "huérfanos" tras el devastador seísmo de 8,8 grados de magnitud en la escala abierta de Richter que dejó casi 500 muertos y dos millones de damnificados.
"Si hay dos millones de personas damnificadas y, suponiendo que hay un perro por cada cinco personas, eso significa que hay 500.000 perros afectados por el terremoto", dijo, por su parte, a EFE el doctor Luis Godoy.
Godoy explicó que primero han decidido ir en ayuda de sus colegas, muchos de los cuales resultaron muy dañados por el sismo "y necesitamos estar con ellos, ayudarlos en la medida que se pueda, por último, una palabra de aliento".
"Y lo segundo, es ir en ayuda de los animales heridos, moribundos, es una prioridad que todo médico veterinario debe tenerla en cuenta, somos médicos de animales y, con ellos, debemos estar", subrayó Godoy.
El doctor afirmó que están tomando contacto con la Sociedad Mundial para la Protección Animal (WSPA en inglés) con el fin de trabajar con ellos y también conseguir recursos, ya que el Colegio Veterinario no cuenta con ellos.
La WSPA, que ha estado haciendo trabajo de asistencia en áreas golpeadas por desastres durante más de cuatro décadas, envió a cuatro de sus miembros a Chile desde el mismo momento en que se conoció la noticia del desastre, con el fin de establecer vías para ayudar a los animales afectados.
La Sociedad Mundial para la Protección Animal es la alianza de organizaciones de bienestar animal más grande del mundo, con más de 1.000 grupos formando parte de su red global de sociedades miembro, y su más reciente intervención fue en Haití, después del terremoto del pasado 12 de enero.
En Santiago, en tanto, una veintena de veterinarios de la Universidad Santo Tomás viajaron a Pelluhue, junto a una tonelada y media de alimentos para mitigar el hambre y ayudar a los perros heridos de esa localidad que fue "barrida" por el posterior maremoto.
También un número similar de estudiantes de medicina veterinaria de la Universidad Iberoamericana viajaron a la localidad de Lebu, para asistir a los animales heridos.
En tanto, el grupo Socorro Animal Chile hizo un llamamiento a las autoridades gubernamentales para que aporten medicinas para los animales.
"Tenemos muchos veterinarios y estudiantes de veterinaria dispuestos a ayudar, pero la mayoría está con las manos vacías o usando sus propios insumos, que claramente son insuficientes y el Estado de Chile no rescata a ningún animal", señaló el dirigente de esta entidad, Félix González.
González relató que un perro abandonado por su familia el día del terremoto arañó la puerta de sus amos hasta que se le desprendieron las uñas, mientras la perra "Chocolate" fue encontrada en un cerro, debajo de un árbol, con siete cachorros recién nacidos.
También "Astro", que no se movía del lado de una gatita que aplastada por una viga daba sus últimos resuellos, una imagen que desde lejos observaba un resignado dálmata.
La televisión chilena comenzó a mostrar las imágenes de perros, caballos, vacas y gatos abandonados, en muy malas condiciones, muchos de ellos con heridas graves, especialmente afectados por el maremoto, y poco a poco el corazón de los chilenos comenzó a enternecerse y la "ayuda milagrosa" comenzó a llegar para las mascotas.
http://serpientesencasa.blogspot.com/2010/03/el-mejor-amigo-del-hombre-sufre-triste.html
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