MADRID.- No una distribuida por todo el continente, sino seis diferentes, que se localizan en áreas concretas. Hasta el momento se pensaba que sólo existían dos especies de jirafas (Giraffa camelopardalis y Giraffa reticulata), con 14 subespecies. La similitud de morfología, comportamiento y, sobre todo, ausencia de barreras naturales en sus territorios de distribución así habían hecho concluir a los biólogos.
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Como viene siendo habitual en los últimos tiempos, ha tenido que ser el análisis genético el que ha puesto las cosas en su sitio, según un estudio publicado en la revista científica BMC Biology y en el que han participado una decena de especialistas, dirigidos por David M. Brown, de la Universidad de California, Estados Unidos. "Mediante el estudio de su pelaje y su ADN mitocondrial hemos descubierto que las jirafas pueden clasificarse en seis grupos diferentes", ha explicado el genetista.
Una jirafa 'Rothschild'
Según señalan los científicos, las citadas especies se separaron hace entre 500.000 y un millón y medio de años. De hecho, a pesar de que "no existen barreras geográficas ni ambientales que impidan su cruce, algún tipo de proceso evolutivo las mantiene separadas desde el punto de vista de su reproducción", señala Brown, para quien esto puede deberse a cuestiones de dieta o incluso a la selección sexual.
Aparte de determinar un mayor rigor filogenético, el principal problema, en opinión de Brown, es que "si se clasifica a todas las jirafas en una única especie, se esconde que algunos tipos de ellas están al borde de la extinción. En la actualidad hay unas 110.000 jirafas en África subsahariana, habiendo desaparecido el 30% de la población de hace una década. Las causas son el cambio climático y, sobre todo, la presión humana en forma de caza furtiva y aumento de las zonas agrícolas".
De las seis especies que propugnan estos científicos, hay dos especialmente amenazadas de extinción. Una es la jirafa de Rotschild, de las que sobreviven unos cientos de ejemplares en ciertos espacios protegidos de Kenya; la situación especialmente dramática que vive este país las últimas semanas es un factor que aumenta este peligro.
No obstante, la que está en mayor peligro de las seis es la jirafa nigeriana, que puebla áreas no del todo determinadas de países del Sahel entre Nigeria y Chad. Se calcula que quedan 160 ejemplares. Su principal amenaza es la caza furtiva y las capturas para establecimientos zoológicos, como las que se realizan en Níger, donde se calcula sólo sobreviven 50 y su ritmo de desaparición a causa de las capturas de ejemplares salvajes, que se convierten en regalos del Gobierno del país, es de 10 individuos por año.
Ejemplares del Sahel
Las jirafas comen 60 kilos diarios de vegetación. Su mejor momento del año coincide con la llegada del verano en el Sahel, periodo de grandes lluvias en la región que favorece la explosión vegetal. El problema llega durante la estación seca, que se corresponde con nuestra primavera. Es entonces cuando penetran en zonas agrícolas para alimentarse, entrando en conflicto con las poblaciones locales en este país considerado el más pobre del mundo y en donde han sido arrancadas miles de acacias, el principal alimento de las jirafas del Sahel, para establecer cultivos.
En otros lugares, como en el parque Nacional de Zakouma en el sur de Chad, emprenden migraciones en busca de alimento, para lo cual salen del espacio protegido. Entonces son presa fácil de los furtivos. "Sobre todo las cazan para utilizar su cola en una ceremonia de matrimonio", señala Luis Arranz, biólogo que dirige este espacio protegido soportado económicamente por la UE y uno de los espacios naturales con mayor riqueza biológica de África.
ALFREDO MERINO
Texto extraido de: http://www.elmundo.es
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