Ballenas muertas, delfines varados o rorcuales desorientados son algunas de las consecuencias de la contaminación acústica en el medio marino. En Canarias, en Bahamas y en Grecia, los científicos ya han esbozado una posible relación causa-efecto entre el empleo de sonares en maniobras militares y los varamientos masivos de cetáceos.
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En el Cantábrico, el ruido es también un problema para estos mamíferos. Para conocer su nivel de ingerencia en la vida de 24 especies que viven o visitan estas aguas, un grupo de biólogos de la Sociedad para el Estudio y la Conservación de la Fauna Marina, Ámbar, va a elaborar, a bordo de un velero de 18 metros de eslora, el primer mapa acústico submarino del Mar Cantábrico.
"El ruido es la amenaza más importante a la que está sometido el medio marino y, en especial, los cetáceos. Estos animales usan el sonido para comunicarse, para escanear lo que les rodea y para relacionarse con el entorno y comer. Creemos que los ultrasonidos que producen pueden verse interferidos por la contaminación acústica, los ruidos introducidos por el hombre", explica Josep Maria Alonso, coordinador de la campaña.
Alonso recuerda que el océano "no es un mundo de silencio: las corrientes, los maremotos o los movimientos de las placas tectónicas provocan sonidos que se transmiten 25 veces más rápido que en el aire".
Los científicos a bordo del velero, llamado "Íbero", realizarán una veintena de mediciones. Al tiempo, en el puerto deportivo de la localidad vizcaína de Getxo, La Caixa, patrocinadora de esta iniciativa, ha instalado un aula marina abierta a escolares y visitantes.
Texto extraído de: http://es.noticias.yahoo.com
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